Resistencia en el flanco débil

marzo 31, 2009

Ruleta



Escribo la noche
porque dormir las horas prescritas
me sigue siendo ese asunto
tan ajeno
propio de gentes que aspiran a llegar a viejas
almas diurnas que confiando dar esquinazo
a ese cáncer general terminal
que es dejar de ser otoño poco a poco
para arribar metástasis mediante
al invierno de la célula
siguirían a rajatabla los consejos pilosos
de un calvo vendiendo el milagro


Escribo la noche
porque sigue siendo más barato
que levantarse la tapa de los sesos
porque esto es España y no Ohio
ni Miami
ni Arizona
ni siquiera esa Alemania en la que de nuevo vuelven
a tabletear las automáticas
(aunque sea en los institutos)
que aquí para quitarse de en medio
lo suyo sigue siendo tirar de barbitúrico
y hacer mutis por el foro a la gabacha


Escribo la noche
porque a estas horas nunca hay mañana
todo esta siempre a una madrugada de asco de distancia
se palpa en el ambiente esta suerte de inmortalidad
impostada
como de segundos en cartón piedra
trascendencias papel maché
y la separación más corta entre dos puntos
tu corazón
mi corazón
sigue pasando por hacer de tripas implosión


Escribo la noche
porque es el único rincón que me queda
para esta lágrima viva
pertinaz
úlcera de todo pálpito
incendio del crisol de recuerdos
a tu aroma adheridos
y aprendo por vez primera que Nietzsche
estaba de la chaveta desde mucho antes
que se equivocaba
que ir un paso más allá del hombre
no tiene que ver con subir escalones
matar dioses
o dinamitar morales falsarias


Quedarse aquí
una noche escrita más
esta nocturnidad inmortal llena de lágrimas
apretar el gatillo
no se desata la bala
(hoy no)
rienda suelta a la carcajada esquizoide
asumir que nada de todo ello valdrá tras la venida
del imperio del sol
que es el caza zero del alma


¡Esto sí son zaratustras cojones, un par!


Y volveremos a jugar, mañana...

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