Resistencia en el flanco débil

octubre 14, 2011

Le bunker de la dernière rafale o el Síndrome Maginot mal curado



La sombra de Caligari es alargada. La de Métal Hurlant, también lo suyo. Si a Kafka le hubiese tocado vivir la Segunda Guerra Mundial desde la trinchera, y hubiese sobrevivido, muy probablemente hubiese parido algo semejante a esto: Le bunker de la dernière rafale. Pesadilla en la que cierta suerte de expresionismo retroactivo y cierta suerte de grand guignol tóxico se dan la mano para hiperbolizar esta metáfora de la sinrazón intempestiva. (Sí, me han descubierto, en realidad cobro a tanto el adjetivo encasquetado...) La maquinaria de la locura devorando a sus hijos, los hombres, desde dentro. Los aceros y el cemento y la radiación y los circuitos eléctricos de la cumpulsión exterminadora alimentándose de la sangre y la carne y la razón vaciada de sueños. Aunque vestuario y simbología sean filofascistas y denuncien horrores totalitarios, tampoco se lleven a engaño: Jeunet y Caro, como buenos franceses, no remiten más que a su propia esencia de país invadido, su propia versión y experiencia del cataclismo europeo, conque este bunker de la ráfaga de ametralladora final debe tomarse, primero de todo, como el exudado maligno de cierta suerte de Síndrome Maginot... Luego vino Terry Gilliam, que ha visto mucho cine francés y es un tipo que siempre, sí o sí, cae así como simpático, y en cobrándonos por sus 12 monos, nos dijo: esto es un remake guapo que me ha salido de La jetée... Pero resulta que no, que el tío nos la estaba dando con queso.


LE BUNKER from kapelaans on Vimeo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo no sería tan duro con T. Guilliam. A nivel de historia no copia nada. Puede ser que le inspirara la estética, pero eso no es delito, sobre todo si este film, a su vez, es deudor de películas como "Cabeza borradora" y de toda la estética del cómic de los setenta. En arte, dejarse inspirar por maestros anteriores, que quieres que te diga, ¿es punible?; y quien sea inocente que tire la primera piedra.
Sea como fuere, excelente descubrimiento. Me ha encantado. Supongo que la escena del tanque avanzando por el campo de batalla post-apocalíptico haría tus delicias.

Javier dijo...

Amigo Luis,

Lo del tanque sí, tienes razón, hizo unas delicias que luego me comí de postre para la cena, pero me sentaron mal, así que anduve todo el día de después inquieto y como enfermito y con el vientre suelto. Así que no me quedó otra que cagarme en todo.

Pensaba que ya sabías que yo vengo aquí poco más que a eso, ciscarme hasta en la madre que me trajo, pero de buen rollo, con la acrutid justa y necesaria, nunca más. Así que no. Terry Giliam no es punible. Pero sí. Dicho de otro modo, no lo es, al menos hasta el momento en que yo decido que ha llegado la hora y lo puno... He consultado la conjugación del verbo punir y está bien dicho así: "puno", sorprendentemente se trata de un verbo regular. Me gusta el tacto, me gusta cómo suena. Decididamente hay que utilizarlo más... "Me puniste lo no escrito por un quitame allá esas pajas", por ejemplo. Ése soy yo.


Por lo demás, bajo el mar todo son piedras, sin padre ni madre ni esta boca es mía que les otorgue filiación.

Abrazo.