Resistencia en el flanco débil

marzo 05, 2009

A veces veo tuerto...

Creo que me hallo inmerso de pleno en lo que el bueno de Lardín daría en llamar todo un proceso de "pornificación". Debe ser algo así como la gripe, sólo que en lugar de afectar a las vías aéreas se ceba en las venéreas, y así, ¡pam!, de golpe voy y suelto lastre con este chiste peorcísimo.

Más por lo concreto, que luego me acusan de que me recreo y en lugar de eso lo que acabo consiguiendo es airearme, tornarme evanescente o ectoplásmico y que hasta la madre que me parió me quiera dar con la escoba pasadas las 12 si se nos cruzamos en el oscuro pasillo. Al tema: sudores fríos bañando la epidermis, pruritos zumbones en la cavidad gonádica, congestión y prolapso —todo junto, todo al tiempo— de los conductos deferentes, onirismo humidiscente, poluciones nocturnales y alucinaciones sicalípticas. Que me salgo, vamos, y no sólo porque reboso, es decir, no sólo por este superávit de blanquina simiente embotando mis arterias tal que si sementerol. Y al que me diga que eso se arregla con un par de buenas pajas lo lincho a hostias. Que es más profunda la cosa. Es decir. Más adentro de donde sea. Pero adentro, donde no da la luz.

Pero no soy yo sólo, que conste, que el porno está ahí, está en el aire, porn is in the air, lo dice hasta Zapatero y habrá que creerle, porque es persona que siempre ha llevado el talante en la boca y a Bela Lugosi en las cejas, combinación incombatible donda las haya. Hay que adherirse sí o sí. Y cabe decir que recién escrito esto ya me estoy arrepintiendo, abandonarme así de tan rastrero y populista al comentario rijoso de actualidad, pienso suyo de cada día de los mass media, todo ellos y todos ellos puro sinsentido y bastardismo, que todo lo digno de mención lo baquetean y pudren al segundo mientras lo indgno, eso no, eso lo ensalzan a verdad con músculo, portentosa, porque sus manuales de estilo no escritos dictan que hablar y mostrar para el vulgo es y debe ser siempre un hablar y mostrar para asnos.

Y es que la televisión podría ser un bueno remedio ahora que caigo, el perfecto ungüento apósito para pasar estas fiebres bajunas que me tienen desbocado —a lo de la pornificación me estoy refiriendo, no se me despiste nadie—, porque si se abona uno a ella, a la televisión, se envilece y zombifica al compás marcado por sus sartas permanentes de forraje audiovisual, por fuerza ha de acabar por olvidarse de todo lo otro, de "follar", o sea, y dale, ya está dicho... Pero no, no sirve de mucho o nada esta política. ¡Que no hombre, que no! ¡Demasiada tía buena en la televisión y fuera de ella! O demasiado enfermo yo de lo mío, que también, lo corroboro, que de un tiempo a estas partes —éstas de aquí— se me ha instalado en la mirada el software capaz de desencriptar todas las ropas mujeriles, incluidas las bragas de esparto. Soy al fin el hombre cibernético sel siglo 21, circense orgasmatrón, primer alma humana y orgánica con el strip poker incorporado al cerebelo. Auténtico "NeuroAmante". Que te den por mucho por ahí, William Gibson...

Por eso me sucede, a veces veo tuerto, se me dispara el ojo diestro y se me pone dioni, es por las interferencias, se me crucan los cables y los bits y los paquetes de datos llenos de femenina geografía; tanto wifi, tanto cáncer inalámbrico en la atmósfera, ¡tanta rehostia, en definitiva!, que al final acaba por colapsárseme el sistema, me cuelgo y no alcanzo a reiniciarme, y todo culo, par de tetas o pubis con posibles se me aparece codificado, como en aquellos tiempos lejos, cuando la madrugada de los viernes de Canal +.

Y en fin, ya está bien, me doy por saciado y vaciado incluso desde el mismo título, que reírse de Shyamalan es siempre un recurso de lo más socorrido, no en vano me sigue pareciendo el mayor bluf que ha dado el cine en los últimos teinta años, lo que es mucho llover. Y la foto es por lo de siempre, por subir las visitas, y lo del video con el Unicornio erecto porque sí, porque me da la gana, porque escucharla todo el rato mentras escribía esta basura ha acabado por envalentonarme los cojones.

Y para aquellos que se sorprendan de esta vena mía, tan gorda y tan pecaminosa, que lo sepan, que si no soy más porno es porque no hay con quien...

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