Resistencia en el flanco débil

octubre 02, 2011

Todos los hemingways El Hemingway



El engaño Hemingway es una novela de ciencia ficción sin ciencia y a la vez una novela de serie negra sin macguffin. Su excusa argumental no se tiene en pie pero aun así hace cosquillas, y es ésta: que existen multitud de universos paralelos en los que la literatura primeriza de Hemingway, la famosa maleta perdida llena de sus primeros cuentos, de verdad interesa a alguien... Que nosotros habitemos este universo idiota en el que ya ni siquiera la buena literatura de Hemingway apenas es capaz de interesar a unos pocos no obsta el goce de esta pequeña joyita de Haldeman, quien, a pesar de ser muy consciente de que no podrá escribir nunca un libro mejor que Guerra interminable, ni en éste ni en cualesquiera otros universos, idiotas o no, sigue intentándolo y de tanto en cuanto se acerca, como aquí, como en ésta, El engaño Hemingway, que se antoja, se cata y se degusta, ante todo y sobre todo, como un inteligentísimo ejercicio de metaliteratura, aderezado aquí y allá con escenas de sexo yanqui, esto es, pacato y más bien destrempador... Y sí, en efecto, en la medida en que están leyendo esto y no otra cosa, a mí en lugar de a otros cualesquiera, habitan ustedes un universo muy del lado equivocaDo de las vías. Conque suerte y al toro.

9 comentarios:

Palimp dijo...

Lo he leído dos veces y no será extraño que lo vuelva a leer. Me dejó muy buen sabor de boca.

Maite dijo...

Lo que aprendí del libro: Los viajes en el tiempo son inútiles, también dolorosos.

Y ahora permítame, o no, un juego disparatado, literatura al cubo... Divirtamos a los amantes de las muñecas rusas y honremos a los retóricos:

¿Cuántas veces ha muerto/le han matado en el continuo espacio tiempo?

¿Cuántos universos le quedan por agotar?


Convengamos públicamente en que sea humildad y no soberbia lo que trasluce su afirmación de que estamos, sus lectores, en el lado equivocado de las vías al leerle ¿ Importa algo el lado de las vías por el que se deambula cuando se okupa un universo equivocado?

Saludos y cuídese.

Javier dijo...

Uff, estimado Mangas, me ha pillado usted, a mí este libro de Haldeman, como a Palimp, me dejó muy buen sabor de boca, cierto, pero no tanto... no tanto como volver a leerlo o ponerme a buscar las respuestas que usted me pide. Mi memoria es de todo menos eidética.

Le propongo a cambio que juguemos a otra cosa: Yo soy Watson y usted Sherlock, de modo que cada vez que me haga una pregunta es porque ya tiene la respuesta, mientras yo haré las veces de humilde frontón y salimos todos ganando.

Respecto a lo otro que me dice: las formas de pisar mierda en un universo equivocado como éste, son ilimitadas.

Saludos a los dos.

Mangas dijo...

Por esta vez me reservo el derecho a confirmar o desmentir alguna de sus afirmaciones.

Y ni siquiera por cortesía espero que deba responder a mis delirios o tenga que justificarse por no hacerlo, creo que se lo he dicho otras veces. Pero si lo prefiere por escrito se lo firmo, : usted Holmes, yo Watson. Los juegos son siempre una tentación.

Le dejo con el último párrafo de “El jugador”:

“Puse aquel gúlden en el manque. Verdaderamente se experimenta una sensación singular cuando solo, en tierra extraña, lejos de la patria y de los amigos, y sin saber si uno podrá comer el mismo día, vas y pones allí tu último gúlden, el último, el ultísimo. Gané, y cuando veinte minutos más tarde me retiré del “vauxhall”, me hallaba en posesión de ciento setenta gúldenes. He aquí lo que son las cosas, lo que a veces puede significar el último gúlden. ¿Y si yo ahora perdiese los ánimos y no me atreviera a tomar nuevas decisiones?
- ¡No, no; mañana ...! ¡Mañana todo habrá concluído!”

Javier dijo...

Igual que hay personas que quedan bien en las fotos de un perfil, y sólo de ése, me parece que a mí el Internete me hace parecer mucho más cabrón de lo que ya soy en persona, es decir, que me hace parecer un hijo de puta redomado hasta cuando no lo pretendo, que era el caso.

Lo cierto es que yo no podría ser Sherlock, jamás podría ser Sherlock. Padezco una casi enfermiza sordera mental para cualquier suerte de detalle... Sí en cambio tenía la sincera esperanza de que usted me dijese cuántas veces había muerto Baird y cuántos Bairds quedaban por liquidar. Y ni era coña ni era sarcasmo.

Le agradezco el pedacito de Dostoyevsky, que me reafirma de paso en lo que le digo, leí "El jugador" en su día y ahora mismo no recuerdo nada de él. Qué asquito doy, la verdad...

Saludos.

Maite dijo...

No le di importancia al quién era quién. Me quedé con la justificación, pero no se trataba de eso… Debí leerlo mal. Lo siento. Era lunes.

De todos modos y para que no vuelva a malinterpretarme mi forma de interactuar con los hijosputa redomados es diferente.

Buscaba, si esta vez no he entendido mal, una relación tipo Holmes-Watson, y además se pidió Watson, porque como Holmes no se ve. Por pensar que su capacidad de observación es poco precisa y porque tal vez le viene mejor un Watson en este momento. Yo también podría hacer mis objeciones a la carta que me ha tocado, pero como dijo Pierce Brosnan en una de sus películas : ”Es triste ver a otro hombre cansado retirar sus cartas de la mesa de poker”.

¿Cuántos universos le quedan por liquidar a Baird? Mi respuesta es demasiados.

Javier dijo...

Pierce Brosnan nunca me ha gustado, pero esa frase es muy buena.

Y sí, me identifico en ello: soy un Watson cansado...

Saludos.

Maite dijo...

Querido Watson, hay un montón de preguntas acerca de su blog y sus entradas que me hierven en la cabeza y que por timidez o discreción no le hago, la causa de su cansancio es una de ellas.

Saludos para usted también y cuídese.

Javier dijo...

Estimado Holmes, supongo que para algunas de las preguntas que le gustaría hacerme, y no me hace, ni siquiera yo tengo respuesta. Para otras muy probablemente no quiero tenerlas.

Pero quién sabe, mañana será mañana y será otro día, y mientras nos quede un gúlden en el bolsillo habrá, si no esperanza, al menos la ínfima posibilidad de reventar la Banca.