Resistencia en el flanco débil

marzo 10, 2010

La impostura duracell

Acabado, finiquito y tentetieso y sálvese quien pueda, rebasadas las seis de la tarde no hay vitamínico que valga ni pila que llegue a vieja, me desinflo por las costuras. Hecho un guiñapo en el mejor de los casos y en el peor de los mundos. Por esto es que les escribo ahora, que recién despega la mañana, recién salgo del sueño y el café recién no tiene ese regusto, aún, a retal de vida fotocopiada. ¿Habrá llegado ese umbral de tiempo o edad o célula hecha cisco en el que plantearse tan seriamente un trabajo de ocho a tres y ya tira que te vas y te das con un canto en la de mascar? O lo que es lo mismo: ¿aspirar a funcionario?... Qué terrible todo.

En cualquier caso, siento el retraso en mis respuestas a lo suyo o, en su defecto, la incomparecencia... Por alusiones: no es que el libro de Kirmen Uribe me parezca cosa mala, al contrario, ya señalé que no dejó de asentárseme como una entretenida literatura de viajes sentimentales. Cargué las tintas, más bien, sobre que no se me antojó novela, por un lado, y en que por el otro —lado— me insensibilizó el papilar gustativo su final naturaleza de bucle, ese no acabar arribando a ningún puerto en última instancia, quizá porque todo lo por decir ya había sido dicho a mitad de libro. En resumen, que el invento no acabó de colmarme porque me ganó la sensación de que le faltaba algo de chicha y le sobraban algunas muchas de sus apenas 200 páginas.

Sobre la chochez de si una novela puede tener forma de polilla buhardillera, de red de pescar merluzos o de rabo de toro semental, qué decir salvo que no voy a entrar en una dialéctica que me parece absurda. Ya puede tener una novela estructura de tu tía María, que la cuestión esencial sigue siendo si colma o no colma, si engancha o por el contrario entumece la punta de lanza de tu fervor, ese justo ápice y esa justa comezón del quiero, necesito saber más... Lo demás es sofista palabrería y charla de almohada filológica.

En cuanto a la insumisión y la supuesta rojez de quienes escriben, aunque luego nada de todo eso esté en cuanto escriben —supongo que no me negarán que Bilbao-Nueva York-Bilbao es, para lo bueno y lo malo, un libro muy benigno, puede que demasiado...—, sólo quiero añadir que, por ejemplo, Céline fue un pedazo de cabrón racista, quejón insoportable; un llorica cobardón. Una persona ruin y a todas luces insoportable. Pero escribió Viaje al fin de la noche. Y ahí lo dejo... para quien se quiera saciar.

10 comentarios:

Jorge Muñoz dijo...

Una novela puede tener estructura de puente de Calatrava si le da por ahí al auteur, claro que sí.
Ahora, yo prefiero los puentes romanos, que sin cemento ni grúas mecánicas aguantan sus buenos siglos.

Y lo acepto: soy un maldito vejestorio en estas cuestiones. Y en eso el Uribe no tiene culpa niná.

maite dijo...

Lo que usted dijo es que se le escapa y le intriga el porqué de los 20000 euros. Lo recuerdo. 20000 euros y el tirón de las ventas no hay que olvidarlo.

Bien, y yo dije que no me ha sorprendido. Y que además me cae bien, a pesar de lo que usted le reprocha y que canta a tres millas, marinas que son más grandes.

Y ahora me sacas a Céline, Céline y la fotocopiadora, Céline y la noche, otra vez Céline...

Porque Uribe no es Céline. Pues no señor, ahí le doy otra vez la razón. No es Céline. Cómo tampoco es Shakespeare, ni Cervantes, ni García Márquez, ni Lope de Vega, ni Góngora, Miguel Hernández, Dickens o Wilde. Pero ha contribuido a agitar el no tan tranquilo mar de la literatura actual, hay quien dice más, pero tampoco me parece exacto poner toda la mar gruesa en su pluma. Y en esto se asemeja a su Céline, fijese usted, como diría un antiguo profesor, o como diría el insulso de Rajoy. Uribe y Céline juntos!!!. Pues si Uribe agitó la literatura de hoy Céline lo hizo con la de ayer, se dice que revolucionó la literatura contemporánea, ahí es nada, que le dio un giro casi copernicano. Uno en el mar y el otro en las estrellas, eso sí, tampoco tan juntos no fuera que les regaláraramos titulares a los sensacionalistas homófobos de esta España nuestra y de Cecilia. Pues bien de mi parte, como ya te dije un día, Céline podía haber utilizado el papel donde escribió su noche para empaparse las fiebres africanas. Una analogía: Darwin se considera el padre de la teoría de la evolución (y si lo de Céline fue un giro copernicano la teoría de la evolución ya ni te cuento...) pero hubo otro señor: Wallace, que llego a las mismas conclusiones que Darwin, incluso hay quien dice que le pasó la pelota. Lo mismo ocurrió con la invención del vuelo, o de la agricultura. Invención independiente le dicen. ¿A dónde quiero llegar? Pues a que si hubiésemos tenido la suerte de que Céline no hubiese nacido, otro, probablemente no Uribe, pero otro, al fin y al cabo, le hubiese dado las vueltas a la literatura que ella tanto parecía necesitar por aquel entonces. Ya te dije lo de la invención independiente, no?. Sí, un par de líneas más arriba. Pero no te he dicho lo de Leslie White y lo que el llamó la teoría de la historia del gran hombre, según él es necesario que se den las condiciones objetivas necesarias para que se de un descubrimiento además de personas con gran ingenio, siempre hay tíos listos aquí y allí, pero no siempre tienen en su mano los recursos necesarios. Así que Céline escribió el viaje, sí, que a su vez trajo aire fresco a la literatura, vale, pero nada hubiese pasado si no hubiese nacido.

En todo lo que queda vuelvo a darle la razón, con la salvedad de que Uribe no parece ser escritor o poeta de un solo libro, y que por fuerza estemos condenados a hojear su único cuaderno de bitácora, averiguar si recala en que puertos, si se pierde en un naufragio o si su armador lo abandona en puerto franco. Uribe parece querer aspirar a ser capitán de más de un barco, en otros tiempos quizá almirante, así que poco importa el o los puertos donde fondee este libro, incluso si muchos como usted lo ven ya en el desguace, su carrera acaba de empezar y este premio ha sido como viento en popa, el tiempo y su pluma dirán si sabrá aprovecharlo.

Una última cosa: Feliz Cumpleaños.

Javier dijo...

Querida Maite, queda claro que, habiendo leído el mismo libro, a usted le ha gustado mucho mientras a mí me ha dejado algo frío, bueno, no hay problema, para gustos colores, como se suele decir.

De todos modos pienso que dije algo más, bastante más que lo del Premio Nacional de Narrativa, pero si a usted, no se por qué motivo, le gusta más tirar más de ese hilo o bien se le enquista por algún particular, bien, tampoco hay agravio, vayamos con ello... ¿Qué yo reprocho a Uribe o a su libro el mencionado premio?... Acabáramos. En todo caso, de hacerlo, se lo reprocharé a los que se lo han concedido, Kirmen Uribe nada tiene que ver en ello. A Uribe, en todo caso, si he de reprocharle algo como lector, le reprocharé el haberme decepcionado con un libro que comenzó muy bien y que me hizo albergar muchas esperanzas, para finalmente desinflarme. Y ese es mi gusto particular, que no pretendo usted comparta como no lo pretendo de nadie.

Con lo que no puedo estar de acuerdo, al menos por el momento, es con lo de que Uribe, como usted afirma, haya agitado ”el no tan tranquilo mar” de las letras españolas. Eso está por ver. Yo de momento lo que veo es la campaña de promoción de una fuerte apuesta editorial. Uribe y su libro en la tele y en los diarios. Si ha de agitar el cotarro o no está por ver, lo dirán la crítica, el público, el tiempo… Si me apura, muchísimo más agitó, subvirtió y deconstruyó el panorama narrativo patrio la trilogía Nocilla de Fernánde Mallo —sin cuya exitosa revolución, además y muy probablemente, ninguna editorial grande habría apostado por un libro de la naturaleza del de Uribe—, y que a día de hoy no ha ganado ningún premio de envergadura semejante.

Y sí, sacaré una y otra vez a Céline y a Bukowski y a quien sea menester, otra cosa muy distinta es que usted me malinterprete o interprete lo que más le avenga. Probablemente soy yo, que no me explico… Dijo usted que Uribe le caía bien: “me cae bien por insumiso, será todo lo rojo y anarco de pega que se quiera pero paso por chirona cuando podía haberse escondido tras 700 prorrogas por estudios”, dijo. Y yo pensé: “¿Y qué?” Y de ahí mi mención de Céline -que no comparación-, porque me parece el polo opuesto de su argumento. Yo tomo partido por la literatura, no por las personas que la hacen. ¿Qué carajo me importa a mí que un escritor, un pintor, cualquier artista, sea un tío de lo más majo y corajudo, o por el contrario un cobarde impresentable? A mí lo que me vale es qué me hace sentir su arte, en qué me enriquece, qué me enseña. Los hombres se esfuman y quedan las obras, cuando lo son, claro está.

Si la obra de Uribe, como usted dice, ha venido para quedarse, está por ver. Ojalá lo veamos todos.


Y gracias por acordarse de mi aniversario, ya sabe lo que le dijo Eastwood a Eli Wallach: "dormiré tranquilo sabiendo que mi peor enemigo vela por mí".

Jorge Muñoz dijo...

Pero es que la agitación está muy sobrevalorada, eh. En la literatura, al contrario que en el zumo de naranja, está bien econtrar posos y grumos...
Yo no he leído a Uribe, y dudo que lo haga si no me cae de gratis su libro en las manos, pero su propuesta no está en las primeras de mi lista. Pero como ya se ha dicho, eso es cosa de gustos, y para gustos medicamentos.

maite dijo...

Eastwood me gusta más en la muerte tenía un precio cuando Lee Van Cleef le dice: " Muchacho, te has hecho rico...".

Y en cuanto a lo de las obras... Son tan efímeras como los obras, ¿un poco menos? Si lo quieres ver así, bueno... Por mucho que duren y bellas que sean jamás rozarán la eternidad y a diferencia de los hombres tampoco la vida. Y cada uno que elija lo que más le guste.

Un saludo.

Javier dijo...

Maite, aquí un servidor de "La muerte tenía un precio" también tiene su lapidaria favorita, y todo y que la tuya es de las que rompen ránkings me sigue gustando mucho más aquélla de: "Nada, viejo, que no me salía la cuenta...". Y ya.

De todos modos, para responderte, y por no salir del maestro Leone, te diría aquello otro de que los lectores de libros se dividen en dos clases: unos leen para vivir mientras que para los otros los libros son la vida en sí misma.

Por supuesto no pretendo que tu concepto de lo efímero se identifique con el mío, lo que sí tengo claro es que por mucho que tú idea de "vida" se limite a esto que respiramos en tanto los pulmones nos den de sí, el que cientos, miles, millones de ojos te abran, te lean, se adentren en tus entrañas, en latitudes y tiempos e idiomas diversos; si cargar historias y conocimiento y reflexión y alegría y nostalgia, cada día, en tantas mentes en puntos tan equidistantes entre sí de todo el orbe, a mí no sólo se me antoja muchísima vida, si me apuras me parece incluso un nivel de vida superior.

Saludo.

maite dijo...

¿¿Vida superior?? No sé por qué no dejo de imaginarme los bigotes de tu amigo místico detrás de esas palabras...

Vida superior... No me imagino a tus Ballard, Dick o Paneros alcanzando la “Vida Superior” a través de sus publicaciones. Y ya que has nombrando a Bukowski, pues me apuesto lo que no tengo a que tu Bukowski se mearía en la cara de la mayoría de los que le leen y cambiaba 20 vidas superiores por cuatro cañas y un polvo. Y Céline, mi querido amigo Céline, lo que le importaban a Céline sus posibles millones de lectores, le importaban lo mismo así fueran judíos, alemanes o bolcheviques: una mierda. Lo del no era buscar la vida superior lo de él era tener el culo caliente, que puede haber más prosaico.

Y Kafka, le importaba a Kafka establecer ese vínculo místico con sus lectores? Le abriría eso las puertas de una vida medianamente agradable, ni siquiera de una vida superior, tan sólo un poco menos atormentada? No creo que le importaran mucho las vidas superiores cuando mandó a quemar todo. Por otro lado se quejaba mucho cuando le rechazaban un cuento, aspiraba, sin embargo a ser reconocido en vida. En vida, listo el tipo. Si no para qué? Tal vez que alguien le dijera: que no , Frank, que no. Que no eres un bicho. Aunque te sientas así, es todo cosa de tu cabeza... Y entonces el hubiese respirado aliviado, no hubiese escrito su Carta al Padre y al morirse no se le hubiese quedado la cara desencajada de amargura no más, como dicen los mejicanos. Todo conjeturas, pero vuelvo a apostar lo que no tengo a que tampoco buscaba la vida superior.

Pero sabes a quien veo en esa 4ª dimensión comunicativa con sus lectores, a señores como Vargas Llosa. Vargas Llosas debe sentirse como en, cómo se llama eso donde se suben los curas a dar la homilía en las iglesias ricas? El púlpito, no?... Vargas Llosa se sube al púlpito de la página entera que tiene en El País y desde esa vida superior que tiene, que para eso lo leen millones de cabezas pensantes y cultas nos dice a todos que las masturbación hay que descubrirla en la intimidad. Porque él no ve que no sé qué comunidad dedique dinero a enseñar la masturbación. Él no lo ve, el hombre no lo ve. Y entonces como hacemos nosotros, pobres mortales, para explicárselo a alguien que está en un vida superior?? Igual desde su vida superior se imagina al profe de mates bajándose los pantalones en el laboratorio de ciencias para una demostración práctica. Seguramente ve eso y no la cantidad de tabús sobre la masturbación y problemas que a consecuencia de ellos venimos arrastrando desde hace siglos.

Y yo como Luisma, un quinqui de tres al cuarto de imitación , me parto y me troncho con las vidas superiores.

Y tú? Te has sentido cerca de esa tan maravillosa vida superior cuando tu blog ha tenido picos de visitas, cuando publicaste en revistas?

NO pretendes compartir conmigo la conceptualización de lo efímero... Lo efímero, que bonita palabra, igual que volátil. No hacía falta la aclaración, la de que no pretendías compartir conceptualizaciones conmigo, lo sé, nunca pretendiste compartir conmigo nada realmente valioso. Y esto no es un reproche, aunque lo parezca, sólo digo que ya lo sabía.

Siento haberme extendido tanto, no sabía explicarme de otra manera, desventajas de vivir un vida inferior.

Cuídate.

Javier dijo...

Maite, mira que siempre digo que el problema seré yo, que no me explico, que en la raíz de cada malentendido veo esta incapacidad mía para hacerme entender, pero me da a mí que esta vez has sido tú quien solita te has hecho el lío, confundiendo velocidades y tocinos... ¿Acaso has releído tu propio comentario, del que el mío era respuesta, antes de soltarme todo esto?

Tú hacías referencia en aquél a lo "efímeras" que podían llegar a ser las obras. LAS OBRAS. Y mi alusión posterior a la "vida superior", en cualquier caso, hacia referencia a esas mismas obras; es decir, la vida superior de las obras, de los textos, el recorrido de los libros en las mentes de sus lectores a lo largo del tiempo y la georgrafía. En ningún caso me refería a LA VIDA DE LOS AUTORES DE DICHAS
OBRA, como al parecer tú has entendido o sobreentendido. Ni a su vida superior, ni a la inferior, ni a la oblicua ni a la etílico-folladora.

Así que, como comprenderás, cualquier otro comentario al respecto está de más.


Saludos.

maite dijo...

Las obras no pueden tener ni vida superior ni inferior, porque no tienen vida. Son una cosa.

Perdone mi terquedad. Ya no le molesto más.

Un cariñoso saludo para usted también.

Javi dijo...

Ya te dije que no esperaba que compartieras mi concepto de lo efímero ni de lo perecedero, igual que no pretendo que concibas más formas de vida que las puramente orgánicas. Me resultaría difícil coincidir en eso con alguien que dice que los libros "son una cosa".

Salud.