Resistencia en el flanco débil

diciembre 31, 2012

Crónicas Marcianas de Ray Bradbury


 


    Cabe iniciar este exabrupto con el detalle poco intrascendente de que antes de ponerme a escribir este exabrupto he estado mis buenos diez minutos buscando portadas de «Crónicas Marcianas» en el Internet. Ediciones en inglés, ediciones en francés, ediciones en italiano, en deutch,  en catalufo, checo, ruso, latín, arameo, griego clásico y hasta en esperanto. Hay semejante cantidad de portadas chulisisímas de este libro  milagroso danzando por ahí que no he sabido por cuál decantarme... Así que al final he optado por la más fea, que es, no lo dudéis, ésta que os pongo, la de Minotauro, en cualquiera de sus versiones y sucesivas ediciones, y después a la zaga le sigue en feúra y mal hacer diseñual la actual de Planeta (léase, Minotauro fagocitada por el clan Lara), que cualquiera de vosotros que ahora me leéis y no lo tenéis, empero, haríais bien en adquirir para vuestras palúdicas bibliotequillas.

    Se impone decir que no tengo el más mínimo reparo o escrúpulo en reconocer que hasta el día de hoy este libro milagroso no lo compraba la gente para sí, ni lo compraba para regalo, ni lo compraba para quemarlo por el libro mismo, el libro en sí, es decir, por su calidad intrínseca e irrefutable, sino que lo adquirían, como pasa con todo libro prologado por Jorge Luis Borges, por eso mismo, porque estaba prologado por el ciego Borges. Una de tantas injusticias y esnobismos del mundo libresco y literaturesco... Confío, sin embargo, que después de mi aportación de hoy, éste mi exabrupto de hoy, la gente enviará al cegarruto porteño a tomar por el saco y, en efecto, sí, esta vez sí, oh Dios mío di que sí, agotarán todos los ejemplares disponibles en el mercado de este libro milagroso por lo que en realidad es: una entrañable defensa de la fantasía.

    También albergo la esperanza de que el impacto de este opúsculo mío,  este exabrupto mío bradburyano, bradburyense, bradburnyego, consiga que la gente se lea el libro y deje de hacer lo que generalmente hace con todos los libros prologados por el cegarruto Borges, que es comprarlos, lrse el prólogo, y acto seguido entregarlo al moho de sus estanterías o a la húmeda entraña del trapero de turno o la almoneda de barrio.

    ¿Por qué el bonachón de Ray Bradbury se ganó el cielo al escribir este libro (milagroso y) marciano? 

    Por un este lado: porque les dijo a los hombres; ¡eh!, mirad, sois todos una cagarruta. Os las dais de súperimportantes y no sois más que una cagarruta. Todos vuestros valores y ambiciones: gloria, poder, dinero, son una cagarruta. Y todos vuestros logros en arte, técnica y moralidad también lo son, una cagarruta completa y fetidísima. En resumen, les dijo: hombres todos, sois una especie despreciable y no merecéis otra cosa que la exterminación... Pero lo dijo, ojo, y aquí el detalle importante, sin un sólo improperio o exabrupto —es decir, no como yo—, sin una mala palabra, todo educación y sutilidad y preciosista y dulce prosa poética. ¡Eso es estilo!

    Por el un otro lado: porque les dijo a los fans fatales de lo ciencificcionero: ¡eh!, mirad, sois una mierda plastosa y patética. Os las dais de enteradillos y mesiánicos y profetas y no sois más que una mierda plastosa y patética. Y todo vuestro panteón de divinos totems del Hall of Fame: Robert Heinlein, Asimov, Clarke, Fred Hoyle etc., no son más que una mierda plastosa y patética. Y todos vuestros lugares comunes baqueteadísimos, lo HARD CF, el Sagrado Primer Contacto, lo Replicante prometeico, lo Robótico y lo Extraterrestial no son más que una mierda plastosa y patética. En resumen, les dijo: fans fatales de lo cienciaficcionero, no basta con sacar dieces en física y matemáticas, también hay que querer dar de comer a la mente condenadas buenas historias, condenadas buenas historias bien escritas, joder, cacho gaznápiros plastosos y patéticos... Pero lo dijo, ojo, y aquí el detalle esencial, sin dar un solo nombre propio, sin señalar, sin tirar una sola piedra sobre el tejado propio ni el ajeno, todo elegancia y sutilidad e imaginativa y portentosa prosa poética ¡Eso es talento! ¡Eso es saber estar!

    Nadie antes que él había utilizado poesía para hacer ciencia ficción. 

    Nadie antes que él había demostrado que la ciencia ficción podía ser poética. 

    Nadie como él demostró que la ciencia sin fantasía no sirve de nada (BMW no patrocina este exabrupto).

    Conque no me sean cagarrutas y patéticos y plastosos mierdas; lean esta maravilla los que aún no lo hicieron, reléanla los que ya lo hicieron, y regálensela a sus vástagos y pequeños sobrinos hideputas para estos reyes. 
 
    Eso no les salvará de la exterminación que se tienen tan merecida, pero hará más humana y entretenida su espera en el corredor de la extinción...
 
 

 

No hay comentarios: