Resistencia en el flanco débil

enero 03, 2024

Historias del Crepúsculo y de lo Desconocido de Arthur Conan Doyle

 

 

    Antología de terrores folletinescos y misterios creepy a la luz de un quinqué, del sir Arthur Conan Doyle, by Valdemar súpereditores. Contiene las siguientes imaginaciones:


John Barrington Cowles: Relato misoginazo. Una perversa mujer, todo belleza de puertas afuera y nunca sabremos qué terrible secreto o malformación de ropas íntimas para adentro, se venga mortal y sucesivamente de todos los prometidos que la van dejando tirada en vísperas del bodorrio. Como Cronenberg pero en victoriano y sin porno duro.

El gran experimento de Keinplatz: Relato mesmérico. Un viejo profesor y su joven ayudante intercambian accidentalmente sus almas mientras Descartes aplaude la jugada desde la platea. La escena más descacharrante sucede cuando el alma del viejo profesor inserta en el cuerpo del joven ayudante entra en su casa (la del viejo) y empieza a pedir a gritos la cena a su mujer y gritar a su hija boba como un auténtico camionero. Para que después digan que lo universitario y la refinado van de la mano. En el fondo es un relato de humor. Ver encerrada tu libido de 18 años en un miembro arruinado y colgante te 82 siempre se antoja un fenómeno de lo más rijoso.

El lote número 249: Relato con momia revenant. Podría haber sido un cuento de verdad terrorífico y, desde luego, el mejor de la partida si Doyle no lo hubiese acabado en semejante anticlímax. Deberían meterlo en uno de esos tochanacos apestosos del tipo «1001 maneras de no acabar un cuento de terror antes de ser asesinado (por tu lector).»

La mano parda: Relato con fantasma exótico. Médico inglés amputa la mano de un hindú y luego se indigna y se hace cruces ante el hecho de que el fantasma de éste se atreva a visitarle por las noches para pedirle cuentas, reclamando la extremidad que fue suya, y que para más inri el galeno ya no conserva. He aquí una muestra del espíritu imperial-colonialista que hizo del Reino Unido y sus british habitantes la más grande máquina de triturar culturas que en la Historia ha sido: la cosa acaba que los ingleses le ofrecen la mano de otro hindú amputado y el fantasma, más tonto que Abundio, la acepta agradecido y dichoso y desaparece por siempre jamás. ¡Ole ole y ole, amigo Doyle!

Jugando con fuego: Relato espiritista. Como no tienen que ir a pasarlas putas a la fábrica o picar piedra en la mina, un puñado de diletantes englishmen entretienen las tardes contactando con espíritus del más allá. Hasta que un gabacho malintencionado (como todo gabacho para todo inglés, de hecho) se mete en el juego y casi casi salen todos con los pies por delante. La coz de un unicornio sobrenatural puede ser mortal, de todos es sabido...

El anillo de Thot: Relato de nigromancias egipcias. Un medicastro egipcio se saca de la marmita un elixir para la larguísima vida, pero la novia se le muere antes de que se lo pueda dar a catar (él se lo trinca el primero, el muy egoísta), así que como ya no puede ser inmortal, la momifican (¡nunca se sabe!). Pasan los siglos y al final el medicastro indestructible encuentra la forma de quitarse de enmedio (le costó decidirse, al muy egoísta) y volver así en espíritu con su novia cadáver. De todo esto es testigo un inglés entaradillo, que nos lo chiva todo en directo desde el Louvre. ¿Título de la película?: «Amor Momio en el Museo.»

 


 

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