Resistencia en el flanco débil

marzo 22, 2010

Los muertos de Jorge Carrión

Ciberintelectualismo desencadenado







Los muertos es una temeridad a la par que toda una valentía, un coraje no sé si de naturaleza encomiable pero sí desde luego con los machos bien atados, un salto al vacío con sólo el paracaídas de emergencia y éste aun sin revisar. ¿Cuántos se atreverían?... Otra cosa muy distinta es que haya o no asistentes al espectáculo, una nómina suficiente de lectores no correligionarios prestando la debida atención, aguardando a ver si sí o si no Carrión se la pega con todo el equipo...


Los replicantes de Blade Runner, los protagonistas de la serie Los Soprano, la niña de La lista de Schindler, los Sims, facebook y de paso la entera blogosfera... Estas son las más granadas pero la lista es larga, no tendría por qué acabar aquí: Carrión ha tejido un laberinto de referencias y guiños cinematográficos, televisivos, así como de jerga internetera y 2.0, consciente de que el cupo de lectores que podría acceder a semejante dosis de bombardeo de cripticista posmodernismo —lo de post-posmodernismo también se ha oído— es muy pequeño. De ahí que, muy hábil, inteligentemente, aderece y culmine su texto ficcional y del todo hermético con sendos manuales de intrucciones de carácter ensayístico, esclarecedores. De esta forma, Los muertos contiene a la vez el veneno y su antídoto; al tiempo la receta indescifrable del médico y el prospecto impreso del medicamento, incluidas su posología, contrindicaciones y posibles efectos adversos.


Todos los manuales dicen que hay que escribir para el máximo número de ojos, no abusar del sobreentendido, y lo primero que hace Carrión es pasarse la directiva por donde yo me sé, dejando al margen, consciente, voluntariamente, a un buen montón de almas no iniciadas en el intelectualismo del primerísimo siglo 21, conque "desactualizados", abstenerse... ¿Pero acaso no es ése uno de los caballos de batalla de la autodenominada narrativa mutante? ¿Derribar anquilosamientos y ampliar márgenes, cartógrafos de una narrativa outsider, de la otra linde de la convención? ¿Descubrir nuevos horizontes narrativos aún vírgenes, intransitados? Por ahí todo conforme, todo conseguido. También dejo aquí mi aplauso, por si sirve de algo.


Cosa distinta es que como fenómeno literario y novelesco, como libro que leer o ficción que echarse al buche del matar el tiempo con otra cosa distinta del tedio, por un entendernos, el invento funcione. Yo creo que no, no al menos en lo que a mí concierne, o no al menos en este caso, pero el cielo está para los intrépidos, y ahí la azaña, si lo es.

En última instancia, Los muertos se me antoja mejor como metáfora que como encrucijada hacia nuevas formas de narratividad. Los Muertos de la novela son —somos— los muertos de la cibervía. Adictos a las redes sociales de toda índole y catadura, a la vida en la red, discutimos con vehemencia sobre la última de Tarantino en los ciberforos para luego no mirarnos ni a la cara allá fuera, en la calle, cada cual inmerso en su particular sintonía MP3, mientras somos o intentamos ser en lo virtual todos aquellos que no podimos ser en lo real.
Dejando intelectualismos y pedancias pop a un lado, si el interrogante subyacente al Los Ángeles 2019 de Ridley Scott fue qué nos hace ser humanos, tal vez la pregunta que subyace a los muertos de Carrión sea qué nos está quitando de serlo. Sólo tal vez...

6 comentarios:

maite dijo...

Una buena lectura para enlazar con Erving Goffman, quien ha escrito cosas como:

"Así, si bien la preocupación de la persona por la cara concentra su atención en la
actividad del momento, para mantener la cara en dicha actividad tiene que tener en
cuenta su puesto en el mundo social que se halla más alIá de ella. Una persona que
puede mantener la cara en la actividad del momento es alguien que en el pasado se
abstuvo de ciertas acciones que más tarde habría resultado difícil encarar. Además,
ahora teme perder la cara, en parte porque los otros podrían entenderlo como una
señal de que en el futuro no hará falta mostrar consideración por sus sentimientos.
Pero hay una limitación a esa interdependencia entre la situación del momento y el
más ampIio mundo social; un encuentro con personas con quienes no vuelva a tener
tratos la deja en libertad de seguir una línea elevada que el futuro desvirtuará, o en
libertad de sufrir humillaciones que harían que los futuros tratos con ellas fuesen una
cosa molesta de encarar."

Tengo a medias "La presentación de las presonas en la vida cotidiana". y por si a alguien le pudiera interesar aquí hay algo:

http://www.cholonautas.edu.pe/modulo/upload/goffman.pdf

Hasta otra.

Anónimo dijo...

Se nota que te esfuerzas con la crítica, pero también se nota que el libro es ilegible.

maite dijo...

Anónimo, el libro está en español, no requiere conocimientos previos de sociología, psicología, antropología, filosofía o cualquier otra disciplina que se le ocurra. Tampoco es necesario tener un CI por encima de la media para entenderlo, por lo que creo que es bastante asequible, otra cosa es que su contenido pudiera llegar a interesarle.

Me alegro de que se haya dado cuenta de que me esfuezo mucho con los comentarios, en general me esfuerzo muchísmo en mis quehaceres cotidianos para darle un mínimo de presentabilidad a lo que hago. Es gratificante que alguien se de cuenta. Pero ni nadie es perfecto ni tengo todo el tiempo del mundo así que pido disculpas por las aberraciones ortográficas.

Un cariñoso saludo, Sr. Anónimo.

Jorge Muñoz dijo...

Justo ayer salió publicada una extensa reseña del libro en el Cultura/s de La Vanguardia.
Y me dejó la misma sensación que ésta. En fin, y al grano, la cosa es que el crítico -no recuerdo su firma- justificaba el artefacto de Carrión a través su espíritu experimental y su arrojo a la hora de buscar nuevas vías.
Yo eso lo aplaudo, qué demonios. Pero me pregunto si de vez en cuando el audaz escritor se preguntará durante la creación ¿acaso el camino que he escogido pueda ser estéril? Y no digo yo que sea el caso, pues no lo he leído.

núria dijo...

No he visto Los Soprano, Blade Runner no está entre mis peliculas preferidas, me niego a abrir perfil en Facebook, paso de los 50, se diria por tanto que no pertenezco al "cupo de lectores que podría acceder a semejante dosis de bombardeo de cripticista posmodernismo", sin embargo Los muertos me ha fascinado, terminé de leerla hace un par de dias y en mi mente sigo viéndolos. Me ha encantado, como tu reseña. Enhorabuena!

Javier dijo...

Núria, nunca llueve a gusto de todos igual que nunca se escribe a gusto de todos, eso es evidente. A mí no me entusiasmó "Los muertos" pero en cambió sí mucho el anterior libro de Carrión, "Australia". Esto va como va y tú como buena y pertinaz lectora sabes de sobra cómo funciona.

Gracias, no obstante, por valorar mis palabras aunque diverjan de tu opinión del libro. Eso es difícil de encontrar.

Un saludo.