Mario Benedetti. El Amor. Las Mujeres. Y la Vida. Poemas de Amor. (Y Tetas).
Vaya por delante que de todos los latinoamericanos con vitola Benedetti es del que menos soy, o el que peor se me da, y de todos los Benedetti el que menos aguanto es el poeta, y aún más: de entre toda su (ingente/¡tanta!/¿demasiada?) poesía, la que se me antoja peor trago es la amorosa/son-tus-perjúmenes-mujer. Todo nace de una misma discapacidad compartida, o consustancial defecto genético, aunque partiendo de polos opuestos: yo tengo la falencia de tomarme la poesía demasiado en serio, y Benedetti la de tomársela demasiado a cachondeo: a pesar de estar cada uno tan en el ápice de su extremo, no hay caso, está claro que no alcanza para dar la circunferencia entera: nunca vamos a encontrarnos.
Y conste que reconozco que no pongo de mi parte el sentido del humor necesario, las ganas del chascarrilo facilón (cuando no directamente de la humorada tocha) que estas páginas demandan; tampoco es que me dé por bajar en disposición y actitud a las latitudes tropicales y de equinoccial bochorno que le son propicias a estos versos del calor de la piel desnuda, habida cuenta de que en estos poemas la inspiración primera son las pieles bellas y las carnes sueltas y algunas menganas ligeras. Lo firmo donde haya menester: culpa mía todo.
A lo que no me avengo es a su total y fatal carencia de ritmo interno. Este DEBE lo apuntaremos íntegro en las columnas del uruguayo.