"Morir en Primavera" de Ralf Rothmann. Hacía bastante que no me tiraba a la cara un libro tan bueno, tan contundente, tan bien cosido sin exhibición de costura ninguna, cuasi inconsútil, y sobre todo tan prístino, qué paradoja, en su voluntad de retratar la mugredumbre del hombre, su cacho de alma negra, hecha de lodo y rezumante de escorias...
Este libro no va de la segunda guerra mundial, aunque coincida con ella, va sobre la guerra alemana, es decir, la guerra de unos pocos (muchos) alemanes contra el resto de alemanes. Son necesarios más libros como éste, en el que se nos recuerde que una guerra es siempre y por encima de todas las cosas, un puñado de hijos de puta poniendo en la peor de las coyunturas y el peor de los escenarios a un montón de gente normal. Más libros como éste, que pongan el acento en que ser alemán en aquellos años no implicaba ser nazi necesariamente, igual que llevar el uniforme aliado no te convertía necesariamente en un Ángel de Dios.
Este libro va de un joven alemán cuya máximo aspiración en la vida era la vida en la granja, que sobrevive a la guerra habiendo pegado un único tiro, disparo que, para más inri, fusila a su mejor amigo, otro granjero...
Este es un libro de guerra sin enemigo. Es un libro de la guerra alemana sin un solo nazi... Hasta el más severo de los personajes es un ser humano doblegado por las circunstancias. Es el desfile terrible y constante de alemanes siendo devorados, uno tras otro y del primero al último, por la pequeña máquina de odio de la sinrazón.
Tantos de ellos muertos en la última Primavera de la guerra. Tantos de ellos venidos al mundo única y exclusivamente para ser entregados a las llamas sádicas de la Historia.