Resistencia en el flanco débil

noviembre 01, 2021

Gabriel Ferrater: Los bebercios y sus días

 


 

Hagiografía del Santo Bebedor Gabriel Ferrater, Santo Poeta del parco santoral de las poesías catalanas, tan parco, el santoral, que tubo que encumbrar a sus altares a un poeta, Ferrater, la verdad, bastante justito, que no acaba de acomodarse como grande ni de asentarse como indiscutible en el paladar poético. Ni en catalán ni bien traducido, mal que les pese a tantos. Hablo por mí. Y por alguno más. Algunos cuantos. 

O lo que es lo mismo: que bebía mejor que escribía. O lo que es lo mismo: que tuvo más mérito como rompehielos que como buque insignia. Y ya que has sacado el tema del hielo, ponme un gin tonic, jefe, anda, que te pilla de paso, dicen que dijo Ferrater, nunca sabremos exactamante cuándo, pero en este caso sí se antoja difícil que la cita sea apócrifa.

Todo en el estilo aséptico y forense de Navarro. Aunque sea un Navarro menor. Un Navarro de entretiempo. Se lee en algunos puntos y se deja de leer en el resto. No todos los días es fiesta.

Como retablo de un derrumbamiento vital, el de Ferrater, a una botella pegado, me sigo quedando con el "Fin del poema" de Juan Tallón -aquella especie de tratado novelado sobre la suicidística de los letraheridos/vidaheridos-, por más que la peripecia alcohólica y agónica del poeta catalán sólo ocupe una cuarta parte del libro de Tallón. 

Claro que Juan Tallón no nos condimenta lo suyo con sus particulares obsesiones, libro a libro, cosa que sí hace Navarro, en todos sus libros, todos o cuasi todos los que hasta ahora yo le conozco, y como tantas de ellas suelen coincidir también con mis particulares manías, es por eso que lo leo, a Navarro (a Ferrater no, sus mujeres y sus días, "nunca mais", con una tuve más que suficiente, eso os lo prometo, ni siquiera el año entrante, el 22, que le van a remover la sepultura hasta la saciedad, -hasta la vaciedad, hasta la necedad-, con las campanas del centenario): obsesiones o fijaciones u obcecaciones, por un poner, como la Segunda Guerra Mundial; soldados wehrmatch con botas claveteadas, dando el paseíllo; batallitas no guerracivilistas; espionazos, Ezra Pound y sus fascismos... En este plan.

Lo mejor viene cuando Navarro nos dice que ha leído por ahí que un Ferrater jovenzuelo estuvo a punto de enrolarse en la Legión Azul y dejarse el pellejo en la Rusia de la Barbarrossa porque además de darle mucho al bebercio era también muy de darle a lo germanófilo... Esto aquí en Reus, esto aquí en Catalunya, no se había oído nunca. Ni se ha de oír. De todos es sabido, los santos, ni aun siendo impostados,  ni aun siendo alcohólicos, nunca se visten de esvástica. Aquí cualesquiera totalitarismos, que también haylos y no pocos, se llenan todos el ropero en la orilla gauche y divine de las tiendas.

Otro cosa muy marciana es que en todo el proceso de alumbramiento de este librito de no llega a 130 páginas, empezando por el propio Navarro y terminando en el último corrector de estilo, de pruebas, no sé, algo... -si lo hubo, está visto, no era catalán, o de serlo se la sudó todo un carajo-, nadie fuese capaz de apercibirse de que en catalán "lameculos" se escribe "llepaculs" y no "llapeculs" (sic)...

Pero eso, nada, todo bien. Otra ronda de gin tonics para el personal. Herralde paga.

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