Resistencia en el flanco débil

febrero 02, 2013

Umbral y su barra de (dar con el) pan

 

 
   De hecho, hubo un tiempo en que cada vez que Paco Umbral salía a comprar el pan la derechona de este país se ponía a temblar.

    De hecho, si la izquierda de este país tuviera un mínimo de imaginación, cosa que no, ya lo sé, pero ando en modo hipótesis, por poco más de la mitad de su presupuesto para corbatas podría haber mandado clonar a Umbral, y con la otra parca mitad mandar al susodicho clon a comprar el pan.

    De hecho, si los dineros y las tecnologías no alcanzan para tanto, tampoco es necesario clonar al gran Paco, bastaría con volver a reeditar este libro, tal cual, sin cambiar una sola letra, sólo que actualizando los nombres propios, cambiando los de aquel 1976 por los de este siglo 21, tan triste y desustanciado, no en vano este país sigue siendo ahora mismo (ahora más que nunca) el mismo barco a la deriva y la misma feria de la sinvergüencería que ya era entonces. 

    De hecho, si este lírico entremés tragicómico llamado España se ha convertido en un eterno naufragio es porque en él las ratas, en lugar de ser las primeras en abandonar la nave, se han dado cuenta de que es más rentable hacerse con el timón e ir parcheando cuidadosa y selectivamente las vías de agua, que el barco nunca termine de hundirse pero que al mismo tiempo no deje de hacerlo... Y en el entretando, por supuesto, la bodega llena de esclavos, que siga remando. Y pagando.

    De hecho, y no en vano, aquí se gritó a voz en cuello aquello de ¡Vivan las caenas!, y es porque dentro de cada español, y el bueno de Umbral lo sabía, hay un pequeño derechón luchando por salir. Salir y pedir su sobre...