Resistencia en el flanco débil

agosto 10, 2008

63 años después...





"Un soldado japonés que patrullaba el camino de entrada se acercó y cruzó la hierba, mirando a Jim. Fastidiado por la cantinela, estaba a punto de darle un puntapié con la bota gastada. Un resplandor inundó entonces el estadio, fulgurando sobre las graderías del sudoeste como si una inmensa bomba americana hubiese estallado en alguna parte, al noroeste de Shangai. El centinela vaciló, mirando por encima del hombro cuando la luz se hizo más intensa. Pocos segundos más tarde se desvaneció, pero una pálida claridad cubría ahora todo el estadio, los muebles robados, los coches detrás del arco, los prisioneros sobre la hierba. Estaban en el interior de un horno calentado por un segundo sol.
Jim se miró las manos y rodillas blancas, y observó el rostro flaco del soldado japonés, que parecía desconcertado por la luz. Ambos aguardaban el estruendo que seguía al relámpago de las explosiones, pero un silencio ininterrumpido cayó sobre el estadio y sobre la tierra circundante, como si el sol hubiese parpadeado, desanimado durante unos pocos segundos. Jim sonrió al soldado japonés; sintió el deseo de decirle que aquella luz era una premonición de la muerte, la visión de un alma pequeña que se unía a la gran alma
del mundo agonizante"



El Imperio del Sol
J. G. Ballard




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